Sí, sí, ya están aquí. Se han infiltrado en todas partes: oficinas, colegios, hospitales, talleres mecánicos, hasta en la panadería de la esquina. Los profesionales de mierda han tomado el control y nadie parece darse cuenta… salvo los que aún conservamos dos neuronas en su sitio.
El Apocalipsis Laboral ya no es una teoría conspiranoica, es un hecho. Lo ves en el administrativo que te dice que “envíes un mail” cuando su trabajo es atenderte en persona. En el profesor que te suelta un PowerPoint de 2008 y cree que con eso ha cumplido su misión. En el técnico que “viene a arreglarlo” y acaba jodiéndolo más. En el gestor que no gestiona y en el consultor que no consulta.
Lo peor no es que existan, lo peor es que NO SE DAN CUENTA. Van por la vida con la seguridad de un gurú de autoayuda, creyéndose cracks, cuando en realidad son el equivalente laboral a un carrito de supermercado con la rueda chueca.
¿Te has cruzado con ellos? Aquí algunas señales para identificarlos:
✅ Su herramienta principal es la excusa.
✅ No asumen responsabilidad, pero siempre tienen un culpable a mano.
✅ No tienen ni idea, pero te explican su trabajo como si fueran expertos.
✅ La productividad les suena a enfermedad rara.
✅ Si los enfrentas, se ofenden. Profundamente.
El problema no es que existan, el problema es que se reproducen. Cada año hay más. Y lo peor: se camuflan. No llevan un cartel que diga “inútil con sueldo”, así que hay que estar alerta.
💡 ¿Cómo sobrevivir a la plaga?
1️⃣ Filtra: Si puedes evitarlos, hazlo.
2️⃣ No discutas: Sus neuronas están en huelga.
3️⃣ Documenta todo: Su palabra vale menos que un billete del Monopoly.
4️⃣ Haz tu trabajo lo mejor posible: Que no te arrastren a su mediocridad.
5️⃣ Ríete: Porque si no, lloras.
🔥 Ahora dime, ¿cuál ha sido tu peor experiencia con un profesional de mierda? Compartamos el dolor.